¿Qué es el apego? Tipos e importancia del apego

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Seguramente habrás escuchado mucho la palabra «apego».  El apego se refiere a la conexión emocional que se forma entre dos personas, y es una parte fundamental de nuestras relaciones interpersonales. Los patrones de apego se forman en la infancia y pueden afectar profundamente nuestras relaciones en la edad adulta.

¿Qué es el apego?

El apego es un concepto fundamental en la psicología que se refiere al vínculo emocional que se establece entre un individuo y sus figuras de apego, ya sea un padre, cuidador o pareja. Se trata de un proceso innato que se inicia desde el nacimiento y que tiene un gran impacto en la vida emocional y relacional de las personas.

El apego es importante porque influye en el desarrollo emocional, cognitivo y social del individuo, y tiene consecuencias significativas a largo plazo en su capacidad para establecer relaciones saludables y satisfactorias.

Además, el tipo de apego que se forma en la infancia puede perpetuarse en las relaciones adultas, influyendo en la elección de parejas, la comunicación emocional y la resolución de conflictos.

Según la crianza que se haya recibido por parte de padres o cuidadores principales, es decir, del estilo de apego que hayamos recibido, tendremos diferentes formas de relacionarnos y vincularnos con los demás que pueden ser más o menos funcionales.

Teoría del apego

La teoría del apego se originó en la década de 1950 por el psiquiatra y psicoanalista británico John Bowlby. En ese momento, Bowlby trabajaba en un hospital infantil y estaba interesado en comprender por qué algunos niños parecían adaptarse mejor a las separaciones y pérdidas, mientras que otros parecían sufrir consecuencias emocionales más graves.

Bowlby estudió tanto la teoría psicoanalítica como la etología, que es el estudio del comportamiento animal, y llegó a la conclusión de que la necesidad de apego es una parte fundamental de la naturaleza humana. Sostuvo que la necesidad de seguridad y protección es tan importante para los seres humanos como la necesidad de alimento y agua, y que las relaciones tempranas entre el niño y el cuidador son cruciales para el desarrollo emocional y social a largo plazo.

La teoría del apego de Bowlby se basa en la idea de que los bebés están programados biológicamente para buscar proximidad y contacto con los cuidadores principales, generalmente los padres, como una forma de protección y supervivencia. El niño desarrolla un «modelo interno de trabajo» basado en las experiencias de apego tempranas, que influye en la forma en que se relaciona con los demás a lo largo de su vida.

Tipos de apego:

Según Bowlby pudo observar y, posteriormente Mary Ainsworth completó con estudios posteriores, existen cuatro tipos de apego que presentan los niños y luego perduran en los adultos y les influyen en sus relaciones posteriores:

Apego seguro

El apego seguro es un tipo de vínculo emocional que se desarrolla entre un niño y un cuidador (generalmente la figura materna), en el cual el niño se siente seguro y protegido en presencia de su cuidador y confía en que éste estará disponible para responder a sus necesidades emocionales y físicas.

Los niños con apego seguro tienden a mostrar una serie de comportamientos en presencia de su cuidador, como buscar contacto físico con él, buscar consuelo en momentos de estrés, explorar el entorno de manera segura, y mostrarse alegres y tranquilos en general. Estos niños suelen confiar en los adultos y en su propia capacidad para manejar situaciones nuevas o estresantes.

Cuando los niños con apego seguro crecen y se convierten en adultos, suelen mantener este tipo de apego en sus relaciones interpersonales. Es decir, suelen ser personas que confían en los demás, se sienten cómodos en la intimidad y en compartir sus emociones, y son capaces de establecer relaciones estables y satisfactorias.

Los adultos con apego seguro suelen tener una autoestima saludable y una visión positiva de sí mismos y de los demás. También suelen ser capaces de establecer límites saludables y de comunicarse de manera clara y asertiva en sus relaciones. Además, son menos propensos a experimentar ansiedad o depresión en sus relaciones interpersonales.

Apego ansioso-ambivalente

El apego ansioso-ambivalente es un tipo de vínculo emocional que se desarrolla entre un niño y su cuidador en el que el niño se siente ansioso e inseguro acerca de la disponibilidad del cuidador para satisfacer sus necesidades emocionales y físicas.

Los niños con apego ansioso-ambivalente tienden a mostrar una serie de comportamientos en presencia de su cuidador, como buscar constantemente su atención, tener dificultades para separarse de él, ser hipervigilantes a las señales de separación y mostrar cambios abruptos en su estado emocional. También pueden mostrarse reservados o distantes con extraños y presentar dificultades para explorar el entorno.

Cuando los niños con apego ansioso-ambivalente crecen y se convierten en adultos, suelen mantener este tipo de apego en sus relaciones interpersonales. Es decir, suelen ser personas que se sienten ansiosas e inseguras en relación con la disponibilidad emocional de los demás, pueden tener dificultades para establecer límites y tienden a necesitar mucha cercanía y contacto físico en sus relaciones.

Los adultos con apego ansioso-ambivalente pueden experimentar altos niveles de ansiedad y angustia en las relaciones, ya que a menudo temen el rechazo o la pérdida de su pareja. Pueden mostrar un comportamiento contradictorio, como buscar la cercanía de su pareja mientras al mismo tiempo dudan de su amor y afecto. También pueden tener dificultades para manejar conflictos o rechazos y experimentar altos niveles de inseguridad y preocupación acerca de la relación.

Apego evitativo.

El apego evitativo es un tipo de vínculo emocional que se desarrolla entre un niño y su cuidador en el que el niño tiende a evitar el contacto físico y emocional con el cuidador. A menudo, este tipo de apego se desarrolla en niños que han experimentado un cuidado inconsistente o inadecuado, lo que puede haberles llevado a sentir que es más seguro y menos doloroso no depender de los adultos para satisfacer sus necesidades emocionales y físicas.

Los niños con apego evitativo pueden parecer independientes y distantes, y a menudo prefieren jugar solos en lugar de buscar la atención de sus cuidadores. También pueden parecer poco afectuosos o insensibles, y pueden mostrar pocas señales de angustia cuando el cuidador se va o regresa. Es común que estos niños sean muy reservados y rechacen la proximidad física y emocional de los demás.

Cuando los niños con apego evitativo se convierten en adultos, es común que mantengan este patrón de apego en sus relaciones interpersonales. Es decir, suelen ser personas que tienden a evitar la intimidad emocional y física en sus relaciones, pueden mostrar un comportamiento frío o distante, y pueden tener dificultades para confiar en los demás y establecer relaciones profundas y satisfactorias.

Los adultos con apego evitativo pueden parecer muy independientes y auto-suficientes, y pueden tener dificultades para expresar sus necesidades emocionales y pedir ayuda cuando la necesitan. A menudo se sienten incómodos con la cercanía emocional y pueden mostrar poco interés en compartir sus sentimientos y pensamientos más profundos con los demás. También pueden parecer poco afectuosos o insensibles, lo que puede dificultar el establecimiento de relaciones íntimas y satisfactorias.

Apego desorganizado.

El apego desorganizado es el resultado de un ambiente infantil inseguro y traumático, caracterizado por experiencias contradictorias y extremas de los cuidadores. Los niños con apego desorganizado experimentan un conflicto en su relación con sus cuidadores, oscilando entre acercarse a ellos en busca de protección y alejarse de ellos por miedo o rechazo.

Durante la infancia, los niños con apego desorganizado pueden presentar comportamientos confusos, desorganizados y desorientados. Pueden parecer ansiosos, evitar el contacto visual, mostrar una falta de respuesta a las personas o parecer desapegados de sus cuidadores. Además, pueden presentar conductas atípicas como la apatía, agresión o comportamientos autodestructivos.

En la edad adulta, las personas con apego desorganizado pueden presentar dificultades para establecer relaciones significativas y estables. Pueden sentir miedo a la intimidad y a la cercanía emocional, ya que les resulta difícil confiar en los demás. Además, pueden experimentar sentimientos de ansiedad, desesperanza, tristeza o ira, así como tener dificultades para regular sus emociones y sentimientos.

Las personas con apego desorganizado también pueden experimentar flashbacks o recuerdos traumáticos de su infancia. Además, pueden tener problemas para establecer límites saludables y para regular su comportamiento en situaciones sociales, lo que puede llevar a la evitación social y a la soledad.

Cómo influye en apego en las relaciones

La forma en la que nos aprendemos a vincular en la infancia tiene un efecto en cómo nos vincularemos en la edad adulta en todo tipo de relaciones.

  • El apego seguro puede conducir a relaciones más satisfactorias y duraderas, mientras que los otros tipos de apego pueden dar lugar a dificultades en las relaciones.
  • Las personas con un apego ansioso-ambivalente pueden tener dificultades para confiar en los demás y pueden ser muy dependientes en las relaciones, lo que puede ahuyentar a sus parejas.
  • Las personas con un apego evitativo pueden tener dificultades para comprometerse en relaciones a largo plazo y pueden tener dificultades para expresar sus sentimientos.
  • Las personas con un apego desorganizado pueden tener dificultades para establecer relaciones seguras y estables debido a las experiencias traumáticas de su infancia.

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