Yo llegué a estar convencida de que no.
Déjame mostrarte cómo lo conseguí.
Lo vi normal. Vamos muy acelerados en estos tiempos.
Lo siguiente fueron conductas que yo misma ya comencé a considerar extrañas. Evitaba personas, situaciones, lugares diferentes. Ponía excusas para no acudir a reuniones sociales, y con el tiempo a cualquier cosa que implicase vestirme.
En el punto álgido de lo que me ocurría tenía pánico a vestirme, a estar con otras personas, me temblaba el cuerpo cada vez que pensaba en enfrentarme a ciertas situaciones, me fallaba la respiración.
Había momentos que sentía mi cabeza totalmente fuera de control, no podía dejar de pensar, me obsesionaba con pequeños detalles, intentaba controlar todo a mi alrededor. Cualquier cosa por evitar que esas sensaciones tan malas volvieran. Pero no hacían más que empeorar.
Un día, llegué a tal punto de estrés en mi sistema que este colapsó y fue uno de los mayores sustos de mi vida.
Acabé con apenas 20 años en urgencias. Pasé por un episodio de afasia (no podía hablar). Fue un punto de no retorno.
A partir de ese momento algo hizo click en mí. Entendí que tanto malestar, tensión y estrés podía tener serias consecuencias. Necesitaba salir de ahí.
Al principió leí libros. No fue suficiente.
Tome la determinación de estudiar psicología. Como lo oyes. Estudiar una carrera para ayudarme y poder ayudar si conseguía resolverlo. Pero yo sólo no podía ayudarme. Era frustrante.
Acudí al psicólogo. Pero tampoco conseguían ayudarme del todo…
No me rendí y seguí probando profesionales de la psicología hasta que, por fin, una de ellas me dijo algo muy simple:
En una primera llamada gratuita podré conocer tu situación y determinar cuál es el mejor enfoque para tu caso.
Me decidí a aprovechar de verdad mi carrera de psicología y especializarme en esta metodología que tanto me había ayudado a mi.
Ahora que sabía el camino que había que seguir era el momento para ayudar a otras personas.
De eso hace ya años, y desde entonces he podido ayudar a decenas de personas volvieran a encontrar su calma interior y a sentirse libres sabiendo gestionar adecuadamente su vida.
Y es esto lo que te ofrezco a ti. Poder ayudarte y acompañarte con mis sesiones individuales para que la calma también vuelva a tu vida.
Empecé sola hace años y hoy en día trabajo con psicólogas maravillosas con las que comparto una filosofía de trabajo y valores profesionales, además de una misma forma de entender la terapia psicológica. Todas trabajamos desde el respeto y la curiosidad para encontrar la raíz de tu problema y abordarlo desde una psicoterapia integradora.
Este método puede ayudarte sea cual sea tu diagnóstico, incluso si has probado diferentes tratamientos o terapias/métodos alternativos. Esto es así porque se fundamenta en explorar detenidamente cada caso para dar una atención personalizada para cada persona en particular. En una primera llamada gratuita podré conocer tu situación y determinar cuál es el mejor enfoque para tí.
Testimonios
Como te comentaba, yo tampoco confiaba y entiendo que exista esta duda.
Después comprobe que efectivamente, se puede vivir en calma. Evidentemente, siempre seguiremos sintiendo emociones como la tristeza, la rabia o la ansiedad. Eso quiere decir que estamos vivos. Sin embargo es muy diferente vivir en un estado de constante depresión, ansiedad, ataques de pánico… que vivir en calma con momentos de malestar a lo largo de mi vida.
Nadie nace con malestar, este va apareciendo a lo largo de la vida y va creciendo si no hacemos nada por deshacernos de él. El 99,99% de las personas pueden cambiar todo aquello con lo que no nacieron.
El malestar no es algo crónico con lo que tengas que lidiar de por vida sino un problema pico-fisio-emocional que se puede resolver con éxito si trabajas con las herramientas adecuadas PARA TÍ. En ocasiones probamos libros de autoayuda, consejos, meditaciones… y al no sentir resultados pensamos que no hay solución.
Es cierto que, para que este malestar constante desaparezca, tengo que hacer algo. No valdrá la paciencia ni el tiempo. Hay que ponerse manos a la obra.
Quizás la pregunta adecuada es ¿me puede ayudar la terapia?
En ocasiones con perseverancia podemos librarnos del malestar, aunque a veces no sabemos en qué perseverar (¿hago yoga?, ¿meditaciones?, ¿relajaciones?, ¿a qué libro de autoayuda hago caso?).
Sin embargo, la mayoria de las veces necesitamos la guía de alguien que pueda conocer MI CASO PARTICULAR y que pueda acompañarme en lo que YO realmente necesito. Y no, en ocasiones no se trata solo de perseverancia, sino de tocar teclas que jamás podríamos tocar por nosotros mismos.
¿Por qué no las podemos tocar?
Porque desde dentro no tenemos ninguna perspectiva. Es muy difícil que nosotros mismos nos veamos con claridad ya que estamos demasiado cerca de nosotros. Por ello no podemos encontrar la causa profunda de nuestros malestares y menos aun el material no consciente que bloquea el cambio.
Algunos indicadores de que puedes necesitar esta terapia psicológica son:
Malas noticias: el tiempo no va a resolver tu malestar, por el contrario si no tomas acción puede que se generalice y se haga cada vez más grande y que cada vez más áreas de tu vida se vean afectadas.
Lo siento, sé que no es lo que quieres oir pero, o haces algo con ese malestar, o el malestar hará muchas cosas contigo.
La única forma de poner el tiempo a tu favor es dedicarlo activamente a un proceso terapéutico de mejora, es decir, cuando lo emplees en tu recuperación.
Te lo cuento todo mucho más detallado en nuestra primera llamada gratuita.
Sin embargo, te adelanto: evaluaremos muy bien tu caso, analizaremos tus dificultades, te conoceremos mucho mejor y nos podremos manos a la obra con ejercicios prácticos que te ayuden en tu día a día, técnicas de desbloqueo profundo de la raiz del problema, te acompañaré en llevar todo lo nuevo que veamos en las sesiones a tu vida cotidiana.
Primero, por que supongo que estas harto/a de sentirte mal.
Después porque has decidido que te vas a dar una oportunidad, que te la mereces.
Y por último, porque al contrario que en otras terapias o psicoterapias, con este método nos aseguraremos de que:
La mayoría de lo que habrás probado sean seguramente parches o tiritas que tapen la verdadera herida de la que surje el malestar. Las heridas hay que limpierlas y dejarlas cicatrizar, no cubrirlas constantemente cuando aun están infectadas. De esta forma solo dolerán cada vez más y más.
3. Encontrar los elementos no conscientes que bloquean tu cambio.
La parte más complicada del cambio es que la mayor parte de lo que ocurre en tu cuerpo y tu mente no es consciente. ¿Cómo puedes entonces acceder a ello? Con técnicas específicas incluidas dentro de mi terapia psicológica para impulsar el cambio.
Es normal que te hagas preguntas, lo normal es no conocer en qué consiste una terapia o cómo se trabaja en ella.
Resuélvela en tu llamada inicial gratuita.
Calle Coslada 15, 1D, 28028, Madrid.
Si me necesitas estoy aquí